¡Pero cómo me gusta este país, por dios! Después de las aventuras por Gullfoss, Geysir y Kjalvegur, seguimos rumbo al este con la intención de ver una de las cataratas más impresionantes de Islandia: Háifoss.
Por el camino paramos a ver la diminuta Hjalparfoss, rodeada de columnas basálticas y un lago de aguas heladas.
Además, nos enfrentarnos a nuestro primer vadeo serio a través de un río con bastante corriente. Gracias a que este coche es una pasada y a las habilidades de mi señor esposo, llegamos sanos y salvos hasta la catarata para disfrutarla completamente solos. El agua cae con tanta potencia que acabamos completamente mojados simplemente de acercarnos de lejos al torrente.
Tras esta pequeña aventura, seguimos hacia el sur rumbo al volcán Hekla para descubrir que todas las carreteras están cortadas ¡El deshielo de los glaciares está bloqueando todos los caminos! Don’t panic. Volvemos hacia atrás por la única carretera que parece accesible intentando ir hacia Landmannalaugar, un pequeño valle entre montañas nevadas descrito en todas las guías como un paraíso en la tierra.
El camino es duro, la carretera es larga y no está asfaltada así que usamos por primera vez las marchas reductoras. Llegamos hasta el valle tras cruzar un par de ríos y decidimos quedarnos a dormir por allí.
Pero antes hay que disfrutar un poco más del paisaje: hacemos una ruta por la nieve que nos lleva hasta zonas llenas de fumarolas y glaciares deshaciéndose gracias a la actividad geotérmica. La nieve está dura pero de vez en cuanto nos hundimos casi hasta la cintura mientras luchamos por caminar. Ríos de agua caliente fluyen a ambos lados, llevando el agua deshecha de los glaciares a temperaturas de casi 40ºC.
Al final de la ruta, y teniendo en cuenta que los palitos que guían el camino están completamente cubiertos de nieve, nos perdemos. Con un poco de orientación y sentido común, volvemos al camino marcado.
¿Y qué hay mejor después de unas cuantas horas andando por la nieve, que pegarse un baño en un estanque de agua caliente? Nos metemos en uno de los ríos que tiene una poza creada de forma natural, y nos hundimos en el agua humeante mientras vemos pasar a la gente abrigada. Fuera hará unos 5 o 6 grados, pero aquí dentro parece una sauna <3
¡Esperad a la siguiente entrega, que todavía hay más fotos! Y poned vuestras opiniones en los comentarios 😉